Oh! tú, Que vienes al doloroso hospicio, mira como entras y de quien te fías, no te engañe la amplitud de la entrada - - Canto V, Divina Comedia

♠Introducción A historia Calaminatum♠

♠Introducción A historia Calaminatum♠

Muchas veces el ejemplo es mas eficaz que las palabras para conmover los corazones de hombres y mujeres, como también para mitigar sus penas. Por eso, como yo también he conocido el consuelo proporcionado por la conversación con alguien que fue testigo de ellas, me propongo ahora a escribir sobre los sufrimientos provocados por mis desventuras para quien, aún estando ausente, siempre sabe dar consuelo. Lo hago para que, al comparar tus penas con las mías, descubras que las tuyas no son nada verdaderamente, o a lo sumo de poca monta, y así podrás soportarlas más fácilmente.


♠Henry Miller.
Trópico de Capricornio.

20080920

De La Igualdad A La Diferencia.

Sostener que la única diferencia entre hombre y mujeres es su manera de orinar se convirtió en una verdadera conquista.

Al calor de la batalla, en medio de la lucha por conquistar aquello que les estaba prohibido y que pertenecía al exclusivo dominio masculino, se fue olvidando que la pelea era por conquistar una igualdad de derechos y no por ser idénticos. Esa distorsión entre igualdad e identidad repercutió sobre todo en las mujeres que, en el intento por aniquilar las desigualdades, fueron borrando aquello que les era propio. Sin darse cuenta, fueron descuidando y omitiendo muchos elementos que son esenciales a su identidad y que las diferencian de los hombres más allá de la justa exigencia por la igualdad de oportunidad. Si nos adentramos en serio en las diferencias, quizás la manera de orinar es lo más parecido que tienen ambos sexos. ¡Son tan distintos en todo lo demás! o por lo menos, en todo lo realmente sustantivo.

♠'Patricia Politzer.♠Eugenia Weinstein'
Mujeres: La Sexualidad Secreta.,
Cap. II

20080916

La Ley Del Silencio

La Visibilidad de los genitales masculinos no sólo hace menos grave la escasez de palabras sino que, además, ha llevado a la sociedad a inventar un lenguaje cariñoso para nombrar el sexo del hombre.
Es usual escuchar a las madres referirse al "pirulín" o la "Tulita" de sus hijos, pero nunca se oirá a una madre hablando de su hija de la vaginita y ¡mucho menos de la "chuchita"! Mientras el "pirulin" es todo un personaje en la vida del niño, la vagina permanece en el mas absoluto anonimato. Más aún, muchas veces se le llama con el genérico "potito", un chilenismo para nalgas, que refuerza la confusión al aludir a los genitales femeninos haciendo un paquete general y nebuloso centrado en lo glúteos. El sexo femenino no sólo no se ve, tampoco se nombre. Y según los griegos, aquéllo que no se nombra no existe.


♠'Patricia Politzer, ♠Eugenia Weinstein'.
Mujeres: La Sexualidad Secreta.
Cap.I