Uno podía estar en una habitación, con paredes, ventanas con barrotes y puertas cerradas con llaves, rodeado de otras personas o incluso metido en una celda de aislamiento a solas, sin que esa fuerza de hecho, la habitación en que uno estaba. La habitación que uno ocupaba de verdad la componian la memoria, las relaciones y los acontecimientos, a veces deseos, a veces sueños y esperanzas o ambición. A veces rabia eso es lo importante: Reconocer siempre donde están las paredes Reales.
♠J. Katzenbach,
Historia del Loco. - pg 132