Oh! tú, Que vienes al doloroso hospicio, mira como entras y de quien te fías, no te engañe la amplitud de la entrada - - Canto V, Divina Comedia

♠Introducción A historia Calaminatum♠

♠Introducción A historia Calaminatum♠

Muchas veces el ejemplo es mas eficaz que las palabras para conmover los corazones de hombres y mujeres, como también para mitigar sus penas. Por eso, como yo también he conocido el consuelo proporcionado por la conversación con alguien que fue testigo de ellas, me propongo ahora a escribir sobre los sufrimientos provocados por mis desventuras para quien, aún estando ausente, siempre sabe dar consuelo. Lo hago para que, al comparar tus penas con las mías, descubras que las tuyas no son nada verdaderamente, o a lo sumo de poca monta, y así podrás soportarlas más fácilmente.


♠Henry Miller.
Trópico de Capricornio.

20081119

Estoy Solo: No Hay Dios Donde Yo Soy.

21. Nada tenemos con los descastados y los estragados: que mueran en su miseria. Pues elias no sienten. La compasión es el vicio de los reyes: aplasta a los infelices y a los débiles: ésta es la ley del fuerte: ésta es nuestra ley y el goce del mundo. No pienses, oh rey, en esta mentira: Que Tú debes Morir: en verdad no has de morir, sino vivir. Que ahora se entienda: Si el cuerpo del Rey se disuelve, quedará para siempre en puro éxtasis. ¡Nuit! ¡Hadit! ¡Ra-Hoor-Khuit! Sol, fortaleza y Visión, Luz; estos están en los servidores de la Estrella y la Serpiente.

22. Soy la Serpiente que da conocimiento y Deleite y gloria brillante y conmueve los corazones de los hombres con ebriedad. ¡Para adorarme tomen vino y drogas extrañas desde donde hablaré a mi profeta, y me emborracharé con ellos! No les dañará en modo alguno. Es una mentira, está tontería contra el ser. La exposición de la inocencia es una mentira. ¡Sé fuerte, oh hombre! disfruta, goza todas las cosas de los sentidos y del arrebato; no temas que ningún dios te niegue a ti por esto.

33. Estoy solo: no hay Dios donde yo soy.

♠Aleister Crowley
El Libro De La Ley
Liber Al Vel Legis.
Cap. II

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