.…“Las Mujeres empezaban por adorarlo (realmente lo adoraban), por admirarlo (una admiración ilimitada) después algo les hacia sospechar el vació, se echaban atrás y el les facilitaba la fuga, les abrria la puerta para que se fueran a jugar a otro lado. En dos ocasiones estuvo a punto de sentir lástima y dejarles la ilusión de que lo “comprendían” pero algo le decia que su lastima no era autentica mas bien un recurso barato de su egoismo su pereza y sus costumbres”…
J. Cortàzar, Rayuela - Cap. 90
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