Mi hijo, mi hijo. Cuando tuviera un hijo se lo explicaría todo en cuanto fuese lo suficiente starrio para comprender. Pero sabia que no lo emprendería o no querría comprenderlo, y haría todas las vesches que yo había hecho, sí, quizás incluso mataría a alguna pobre starria forrella entre cotos y coschcas maullantes, y yo no podría detenerlo. ni tampoco el podría detener a su hijo, hermanos.
Y así; tearía todo hasta el fin del mundo, una vez y otra vez y otra vez, como si un bolche gigante choloveco, o el mismísimo Bogo (por cortesía del bar lácteo Korova) hiciera girar y girar una vonosa y graña naranja entre las rucas gigantescas.
♠Anthony Burgues,
La Naranja Mecánica., cap. 3 pag. 152.
No hay comentarios:
Publicar un comentario