Oh! tú, Que vienes al doloroso hospicio, mira como entras y de quien te fías, no te engañe la amplitud de la entrada - - Canto V, Divina Comedia

♠Introducción A historia Calaminatum♠

♠Introducción A historia Calaminatum♠

Muchas veces el ejemplo es mas eficaz que las palabras para conmover los corazones de hombres y mujeres, como también para mitigar sus penas. Por eso, como yo también he conocido el consuelo proporcionado por la conversación con alguien que fue testigo de ellas, me propongo ahora a escribir sobre los sufrimientos provocados por mis desventuras para quien, aún estando ausente, siempre sabe dar consuelo. Lo hago para que, al comparar tus penas con las mías, descubras que las tuyas no son nada verdaderamente, o a lo sumo de poca monta, y así podrás soportarlas más fácilmente.


♠Henry Miller.
Trópico de Capricornio.

20071027

Mi hijo, mi hijo.


Mi hijo, mi hijo. Cuando tuviera un hijo se lo explicaría todo en cuanto fuese lo suficiente starrio para comprender. Pero sabia que no lo emprendería o no querría comprenderlo, y haría todas las vesches que yo había hecho, sí, quizás incluso mataría a alguna pobre starria forrella entre cotos y coschcas maullantes, y yo no podría detenerlo. ni tampoco el podría detener a su hijo, hermanos.
Y así; tearía todo hasta el fin del mundo, una vez y otra vez y otra vez, como si un bolche gigante choloveco, o el mismísimo Bogo (por cortesía del bar lácteo Korova) hiciera girar y girar una vonosa y graña naranja entre las rucas gigantescas.
♠Anthony Burgues,
La Naranja Mecánica., cap. 3 pag. 152.

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