“Las ideologías de todo tipo, y en especial las religiones, odian la risa, porque saben lo peligrosa que es. Quien se ríe de algo ya no lo teme. Por eso se persigue y castiga de forma tan rigurosa la risa, incluso la sonrisa. En el santuario (ni siquiera cuando alberga un dictador ateo embalsamado) no se puede reír; la risa priva al santuario del temor. Las ideologías exigen que se les rinda un respeto especial. Por consiguiente, quien haga una mueca debe considerarse un sujeto irrespetuoso, un blasfemo. Toda dictadura persigue sin piedad el chiste político; y en las dictaduras religiosas mofarse de la religión es un delito criminal”
♠Hubert Schleichert,
“Cómo discutir con un fundamentalista sin perder la razón.
Introducción al pensamiento subversivo”.
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